Estimada
diputada Nora Bedano:
Soy traductor profesional desde hace más de
treinta años. He trabajado para muchas de las editoriales más importantes de
Argentina y España (Losada, Anagrama, Tusquets, Edhasa, Planeta, Norma y otras)
y traducido del inglés, francés y portugués más de 120 libros de narrativa,
ensayo y poesía, desde William Shakespeare hasta autores de la narrativa más
contemporánea. He escrito ensayos sobre la tarea del traductor y he sido
honrado con premios.
Quede claro
que la traducción es además mi modo de ganarme la vida.
Si digo
todo esto no es para alardear sino para que usted sepa que no soy un
improvisado.
Antes que
nada, en nombre mío y de mis colegas, quiero expresarle nuestro agradecimiento
por haber avalado con su firma el proyecto de Ley de Derechos de los
Traductores y Fomento de la Traducción (expediente: 4952-D-2015), ingresado el
10 de setiembre y al que se le ha asignado giro a las comisiones de Legislación
General y de Cultura.
Creemos que
su apoyo para la aprobación del proyecto de ley permitirá respaldar a un sector
tan decisivo para el desarrollo cultural como poco visible e injustamente
desprotegido por los usos y costumbres, así como actualizar las leyes vigentes
que regulan nuestra actividad, en consonancia con las de la mayor parte del
mundo.
Sin embargo
no puedo dejar de expresarle mi alarma ante la versión, llegada a mí en estos
días, de que usted querría proponer alguna modificación al artículo 2 del
proyecto de Ley, relativa a la obligación de ser titulado para ejercer la
profesión, un requerimiento legal inexistente en ningún lugar del mundo.
Me
desconcertaría y abatiría que una norma de este cariz me impidiera seguir
trabajando en mi país después de tantas décadas sirviendo a la cultura, la
industria editorial y, creo yo, a los lectores. Lo consideraría atrozmente
injusto y desatinado.
Mi caso no
sería el único, ni mucho menos. Decenas de nuestros mejores traductores,
reconocidos en el mundo y por los lectores, carecen de título específico
–aunque muchos tienen otros títulos, y desde luego una sólida formación. Aparte
del perjuicio y las aflicciones que conllevaría para ellos, la calidad de
nuestra producción editorial de textos traducidos sufriría una merma
incalculable.
Le ruego
que, de ser cierta la versión, revea usted seriamente el sentido de una
propuesta que perjudicaría gravemente a la cultura y el trabajo en nuestro
país.
Entretanto,
se despide de usted atentamente
Marcelo Cohen
DNI
10.133.651