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martes, 11 de agosto de 2015

Ecuador

La traducción literaria es una práctica aún poco difundida y protegida, pero con gran potencial en el país. En Ecuador no hay planes de fomento o subsidio estatales para traducción de Literatura y Humanidades, ni de literatura ecuatoriana a otras lenguas, ni de literatura ecuatoriana a lenguas ancestrales, ni de traducción literaria al español.

Si bien existe la Asociación de Traductores e Intérpretes de Ecuador (ATIEC), creada en 2006, esta no contempla precisamente la traducción literaria como una prioridad. Quienes se dedican a la traducción literaria provienen del campo de la literatura, las humanidades o la traducción técnica. No son más de diez o veinte personas en el país. Algunas de ellas trabajan activamente para instalar buenas prácticas en el campo editorial. Por lo general, negocian individualmente el contrato de traducción con los editores, a quienes ceden sus derechos sin contemplar regalías. Ahora bien, cabe destacar que la traducción, en tanto obra derivada, está contemplada en el artículo 9 de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobada en 2006. Por lo tanto el traductor, como autor de una obra traducida, es definido en sus derechos morales (titularidad e integridad de su obra) y patrimoniales (el art. 56 indica que el contrato de edición terminará, cualquiera que sea el plazo estipulado para su duración, al agotarse la edición).

En cuanto a la formación, si bien por lo menos tres universidades del país forman traductores en pregrado y maestría, sólo hay una universidad donde se ofrecen cursos de traducción literaria. 

Agradecemos a la colega Cristina Burneo la información proporcionada. 

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